La bañera – Espacio compartido
ATENCIÓN: ESTE PROYECTO ES FRUTO DE UN PROCESO COLABORATIVO ENTRE CTRL+Z Y DIFERENTES AGENTES. PARA SU CORRECTA COMPRENSIÓN OS INVITO A CONOCER LOS DEMÁS SUJETOS DIRECTAMENTE INVOLUCRADOS: TERRITORIA (SEVILLA).
Panorama
Durante las últimas décadas la ciudadanía había paulatinamente dejado de implicarse en la construcción de su entorno, quizás cegada por las promesas del boom económico. Se habían delegado la mayoría de los aspectos importantes de nuestras vidas a instituciones, públicas o privadas, desentendiéndose completamente de ellos.
Ahora a partir de una profunda crisis que no es solo económica sino también cultural y social, se está demostrando que esta confianza no siempre era justificada y que parte de los modelos que florecieron en aquellas épocas eran insostenibles y en algunos casos incluso cancerígenos.
La crisis ha concienciado a parte de la sociedad sobre la importancia de involucrarse activamente en procesos tan importantes como la producción de Recuperación espacios industriales vivienda y comida o en la vida de los barrios que habitamos.
Estas dinámicas están calando cada vez más entre la población redefiniendo los valores y los equilibrios sociales y llevándonos a nuevas formas de percibir y relacionarnos con la ciudad. El resultado tangible de estos cambios es la recuperación de diversos protocolos de participación el asociacionismo sean esos independientes, en colaboración con las administraciones o como grupos de presión en contra de ellas.
En este escenario consideramos imprescindible que se reconfiguren también los modelos arquitectónicos como productos y sobre todo como formas y esquemas de trabajo, por medio de una búsqueda continua y de carácter experimental, de patrones que se puedan adaptar a las nuevas condiciones sociales que se van articulando continuamente.
Estas dinámicas están calando cada vez más entre la población redefiniendo los valores y los equilibrios sociales y llevándonos a nuevas formas de percibir y relacionarnos con la ciudad. El resultado tangible de estos cambios es la recuperación de diversos protocolos de participación el asociacionismo sean esos independientes, en colaboración con las administraciones o como grupos de presión en contra de ellas.
En este escenario consideramos imprescindible que se reconfiguren también los modelos arquitectónicos como productos y sobre todo como formas y esquemas de trabajo, por medio de una búsqueda continua y de carácter experimental, de patrones que se puedan adaptar a las nuevas condiciones sociales que se van articulando continuamente.
Estas dinámicas están calando cada vez más entre la población redefiniendo los valores y los equilibrios sociales y llevándonos a nuevas formas de percibir y relacionarnos con la ciudad. El resultado tangible de estos cambios es la recuperación de diversos protocolos de participación el asociacionismo sean esos independientes, en colaboración con las administraciones o como grupos de presión en contra de ellas.
En este escenario consideramos imprescindible que se reconfiguren también los modelos arquitectónicos como productos y sobre todo como formas y esquemas de trabajo, por medio de una búsqueda continua y de carácter experimental, de patrones que se puedan adaptar a las nuevas condiciones sociales que se van articulando continuamente.
Motivaciones del proyecto
El proyecto del espacio compartido “La bañera” se desarrolla en este panorama y nace de la voluntad de un grupo de jóvenes y menos jóvenes decididos a involucrarse activamente en la creación de sus propios entornos vitales, empezando por el laboral, y de la necesidad de emanciparse de algunas situaciones especulativas en que se encontraban.
El proyecto podría servir para crear un ambiente alegre, sano y vital, siendo al mismo tiempo una buena oportunidad para disminuir los gastos fijos, compartir servicios y crear sinergias.
Empezamos esta aventura entre tres, con la idea de alargar el grupo contagiando a otras personas a lo largo del proceso. Se evaluaron las necesidades del espacio físico así como las del mental incorporando desde las primeras fases de planeamiento Recuperación ladrillo visto dinámicas de trabajo como el trueque y el reciclaje urbano.
Ctrl+Z se integró al grupo inicial llegando a un acuerdo basado en el trueque, por lo que, a cambio de su aportación física o intelectual a la reforma, tendría derecho al uso de parte de las instalaciones.
Personalmente después de muchos años pasados en “oficinas” inadecuadas, insalubres y que en algunos casos se parecían más bien a situaciones de clandestinidad, tenían muchas ganas y me parecía muy interesante poder participar en la construcción de nuestro propio ambiente laboral bajo este esquema, y una buena ocasión para aplicar y poner en valor nuestros conocimientos sobre rescate, reutilización y uso de materiales para integrarlos en la obra.
Ctrl+Z se integró al grupo inicial llegando a un acuerdo basado en el trueque, por lo que, a cambio de su aportación física o intelectual a la reforma, tendría derecho al uso de parte de las instalaciones.
Personalmente después de muchos años pasados en “oficinas” inadecuadas, insalubres y que en algunos casos se parecían más bien a situaciones de clandestinidad, tenían muchas ganas y me parecía muy interesante poder participar en la construcción de nuestro propio ambiente laboral bajo este esquema, y una buena ocasión para aplicar y poner en valor nuestros conocimientos sobre rescate, reutilización y uso de materiales para integrarlos en la obra.
Ctrl+Z se integró al grupo inicial llegando a un acuerdo basado en el trueque, por lo que, a cambio de su aportación física o intelectual a la reforma, tendría derecho al uso de parte de las instalaciones.
Personalmente después de muchos años pasados en “oficinas” inadecuadas, insalubres y que en algunos casos se parecían más bien a situaciones de clandestinidad, tenían muchas ganas y me parecía muy interesante poder participar en la construcción de nuestro propio ambiente laboral bajo este esquema, y una buena ocasión para aplicar y poner en valor nuestros conocimientos sobre rescate, reutilización y uso de materiales para integrarlos en la obra.
Elección del emplazamiento
Empezamos visitando algunos locales. Nos interesaba trabajar el tema de la recuperación de un fragmento del tejido industrial o artesanal en desuso dentro del casco histórico de Sevilla para revitalizar y reincorporarse a la vida urbana y a su función productiva a través de la autoconstrucción y con la vocación de ser parte activa de la solución de nuestras propias necesidades.
Cuando finalmente elegimos dónde instalarnos, estaba claro que el espacio, por su dimensiones, también podría servir para ofrecer alternativas a otras personas. Se gestó entonces la idea de un coworking.
La elección cayó sobre la nave 5 del corral de artesanos del Pelícano, situado en el popular barrio de San Julián en el casco histórico de Sevilla.
La nave se componía de una planta baja de 125m2 bastante fragmentada, caracterizada por una puerta corredera muy grande que podía cerrarse constituyendo una segunda fachada para aislar completamente el vestíbulo de la parte trasera.
Del mismo se accedía a la parte alta de 95m2 casi diáfana, cuyo forjado compuesto por un simple tablón de aglomerado de madera se encontraba en mal estado a causa de las numerosas filtraciones de agua presentes en la cubierta.
La elección cayó sobre la nave 5 del corral de artesanos del Pelícano, situado en el popular barrio de San Julián en el casco histórico de Sevilla.
La nave se componía de una planta baja de 125m2 bastante fragmentada, caracterizada por una puerta corredera muy grande que podía cerrarse constituyendo una segunda fachada para aislar completamente el vestíbulo de la parte trasera.
Del mismo se accedía a la parte alta de 95m2 casi diáfana, cuyo forjado compuesto por un simple tablón de aglomerado de madera se encontraba en mal estado a causa de las numerosas filtraciones de agua presentes en la cubierta.
La elección cayó sobre la nave 5 del corral de artesanos del Pelícano, situado en el popular barrio de San Julián en el casco histórico de Sevilla.
La nave se componía de una planta baja de 125m2 bastante fragmentada, caracterizada por una puerta corredera muy grande que podía cerrarse constituyendo una segunda fachada para aislar completamente el vestíbulo de la parte trasera.
Del mismo se accedía a la parte alta de 95m2 casi diáfana, cuyo forjado compuesto por un simple tablón de aglomerado de madera se encontraba en mal estado a causa de las numerosas filtraciones de agua presentes en la cubierta.
En general el conjunto resultaba muy oscuro presentando dos ventanas en planta baja, una en la fachada principal, otra más pequeña en la sur, y una última en muy mal estado en el techo de la planta alta. También presentaba diversas patologías relacionadas con la humedad agravadas por el abandono en que había permanecido durante años.
Algunos nos comentaron que hacía más de diez años que no se alquilaba, otros que hubo una pareja que había intentado convertirlo en vivienda pero había renunciado al cabo de pocos meses.
A pesar de todo eso nos parecía tener un gran potencial, tanto por las características de lo existente en sí mismo como por su colocación en el contexto urbano y también por el escenario cultural y social en el que se ubicaba.
Desde el principio la comunidad de artesanos del Pelícano nos acogió con los brazos abiertos y al cabo de unos pocos días estaban repartiendo consejos, prestando herramientas y compartimos algunas comidas o cervezas.
El proyecto
Entramos oficialmente en el local el 1 de octubre 2011 y durante los seis meses siguientes nos dedicamos casi totalmente a su acondicionamiento.
La primera tarea fue la recuperación del estado original removiendo los resultados de las diversas obras que se habían sucedido y acumulado en el tiempo, durante esta fase procuramos separar los elementos reutilizables y procedimos al reciclaje de las partes metálicas resultantes.
Al desmontar el falso techo quedó descubierta una estructura metálica independiente acabada en su parte inferior con un emparrillado de perfiles “T”. Descubrimos entonces que durante los 90 se había utilizado como almacén de una tienda de importación de relojes de lujo, lo que justificaba la construcción de una “jaula” para evitar butrones, la fragmentación y la puerta corredera para cerrarlo todo.
Este proceso puso un poco en crisis todas nuestras convicciones, empezamos la obra con una idea clara, acondicionar rápidamente la planta de abajo, pero el edificio, una vez liberado, nos empezó a sugerir caminos diferentes que podían dar mejores respuestas a las sensaciones que se iban desarrollando poco a poco mientras íbamos familiarizado con sus dimensiones y proporciones.
Finalmente, quizás por fascinación a los espacios que se iban generando arriba, decidimos desarrollar la reforma toda de una vez, invirtiendo más tiempo, pudiendo, de esta forma, atacar y solucionar todos los problemas y patologías de una sola vez y evitar la complicación de trabajar en ello mientras la inferior estuviese en pleno uso.
El concepto del espacio
Después de evaluar diferentes posibilidades finalmente nos decidimos por una planta baja con una sala principal diáfana con mesas individuales, a la que, respetando el servicio y la sala contigua transformada en una sala de reunión, solo se le restaría la primera porción, la que antes pertenecía al vestíbulo, para organizar una sala “chill out” para café o reuniones más informales, que también dispone de dos hamacas en caso se necesite un poco de relax. Un mosaicos de espacios integrados pero separados, para permitir su usos contemporáneo con diferentes actividades.coworking autoconstrucción
La planta de arriba se dividiría en dos. La primera parte como sala multiuso donde realizar cursos o actividades que necesiten un lugar más íntimo y recogido o simplemente separado. En un segundo momento esta parte se podría equipar con mesas si se llega a llenar las de abajo. La segunda sería utilizada como almacén y zona de trabajo para seguir la reforma y las mejoras, de hecho desde la inauguración se han construido varios muebles para completar las diferentes zonas.
Se había planteado la intercambiabilidad entre las dos salas según las necesidades y la estación, pero actualmente seguimos con el esquema inicial, desarrollando trabajo tipo oficina abajo y actividades de otra naturaleza como yoga, masajes, o ganchillo arriba.
El concepto del espacio
Después de evaluar diferentes posibilidades finalmente nos decidimos por una planta baja con una sala principal diáfana con mesas individuales, a la que, respetando el servicio y la sala contigua transformada en una sala de reunión, solo se le restaría la primera porción, la que antes pertenecía al vestíbulo, para organizar una sala “chill out” para café o reuniones más informales, que también dispone de dos hamacas en caso se necesite un poco de relax. Un mosaicos de espacios integrados pero separados, para permitir su usos contemporáneo con diferentes actividades.coworking autoconstrucción
La planta de arriba se dividiría en dos. La primera parte como sala multiuso donde realizar cursos o actividades que necesiten un lugar más íntimo y recogido o simplemente separado. En un segundo momento esta parte se podría equipar con mesas si se llega a llenar las de abajo. La segunda sería utilizada como almacén y zona de trabajo para seguir la reforma y las mejoras, de hecho desde la inauguración se han construido varios muebles para completar las diferentes zonas.
Se había planteado la intercambiabilidad entre las dos salas según las necesidades y la estación, pero actualmente seguimos con el esquema inicial, desarrollando trabajo tipo oficina abajo y actividades de otra naturaleza como yoga, masajes, o ganchillo arriba.
El concepto del espacio
Después de evaluar diferentes posibilidades finalmente nos decidimos por una planta baja con una sala principal diáfana con mesas individuales, a la que, respetando el servicio y la sala contigua transformada en una sala de reunión, solo se le restaría la primera porción, la que antes pertenecía al vestíbulo, para organizar una sala “chill out” para café o reuniones más informales, que también dispone de dos hamacas en caso se necesite un poco de relax. Un mosaicos de espacios integrados pero separados, para permitir su usos contemporáneo con diferentes actividades.coworking autoconstrucción
La planta de arriba se dividiría en dos. La primera parte como sala multiuso donde realizar cursos o actividades que necesiten un lugar más íntimo y recogido o simplemente separado. En un segundo momento esta parte se podría equipar con mesas si se llega a llenar las de abajo. La segunda sería utilizada como almacén y zona de trabajo para seguir la reforma y las mejoras, de hecho desde la inauguración se han construido varios muebles para completar las diferentes zonas.
Se había planteado la intercambiabilidad entre las dos salas según las necesidades y la estación, pero actualmente seguimos con el esquema inicial, desarrollando trabajo tipo oficina abajo y actividades de otra naturaleza como yoga, masajes, o ganchillo arriba.
Nuestra vocación no fue nunca la de buscar “la densidad”, el hacinamiento con el objetivo de sacar el mayor número de puestos y consecuentemente un mayor provecho económico, sino la de crear un ambiente acogedor para las personas que pasarán aquí muchas horas todos los días. Un ambiente inspirador que estimule la creatividad y en donde el diálogo e interacción también puedan acontecer, contrapuesto al modelo de cubículos cerrados que a menudo se aplican a los coworking o a los de las incubadoras de empresas.
Creíamos en otro concepto de un espacio sin segregaciones, realmente compartido, entendiéndolo como un lugar físico pero también mental, para promover las sinergias y la colaboración entre sus habitantes.
La obra
El paso siguiente fue lo de acondicionar todos aquellos elementos que se había decidido conservar, queríamos preparar completamente el envolvente antes de empezar a introducir nuevos elementos.
La parrilla, con más de 600 metros lineales de perfiles, nos llevó mucho tiempo, pero sin duda mereció la pena ya que ahora resulta uno de los elementos más característico y atractivo de “la Bañera”, y gracias al color elegido ya no resulta pesado o opresivo.
Además por su geometría rompe el sonido contribuyendo al confort acústico.
Se sacaron a la luz los ladrillos, se revocaron con un mortero a base de cal y tierra las diferentes aberturas ciegas, se repararon pequeños desperfectos y se remató todo con pintura de cal para añadir luminosidad al ambiente. En esta fase de la obra aparecieron Nacho y Juan que finalmente se quedaron hasta el final de la obra.
Se repararon las principales goteras y se sustituyeron la ventana y algunos paneles del techo con elementos transparentes, dotando la nave de una luminosidad impensable hasta el momento.
Sobre enero estábamos terminando el forjado superior resuelto con un panel sándwich autoconstruido que utilizó partes de los perfiles de madera rescatados del desmontaje del forjado original.
Desde el principio teníamos clara la necesidad de llevar luz natural a la planta inferior y la intención de hacerlo con un lucernario que se habría instalado en la parte destinada al almacén.
A este punto de la obra ya todos estábamos pendientes de los elementos que se podrían rescatar, y con un poco de suerte encontramos, no muy lejos de nosotros, unos cristales probablemente de un banco que algunos gitanos habían traído hasta allí para vender su marco a un chatarrero cercano, y apoyados sobre una estructura que construimos a medida, se convirtieron en nuestro lucernario estudiado para iluminar suficientemente la parte inferior.
Sobre enero estábamos terminando el forjado superior resuelto con un panel sándwich autoconstruido que utilizó partes de los perfiles de madera rescatados del desmontaje del forjado original.
Desde el principio teníamos clara la necesidad de llevar luz natural a la planta inferior y la intención de hacerlo con un lucernario que se habría instalado en la parte destinada al almacén.
A este punto de la obra ya todos estábamos pendientes de los elementos que se podrían rescatar, y con un poco de suerte encontramos, no muy lejos de nosotros, unos cristales probablemente de un banco que algunos gitanos habían traído hasta allí para vender su marco a un chatarrero cercano, y apoyados sobre una estructura que construimos a medida, se convirtieron en nuestro lucernario estudiado para iluminar suficientemente la parte inferior.
Sobre enero estábamos terminando el forjado superior resuelto con un panel sándwich autoconstruido que utilizó partes de los perfiles de madera rescatados del desmontaje del forjado original.
Desde el principio teníamos clara la necesidad de llevar luz natural a la planta inferior y la intención de hacerlo con un lucernario que se habría instalado en la parte destinada al almacén.
A este punto de la obra ya todos estábamos pendientes de los elementos que se podrían rescatar, y con un poco de suerte encontramos, no muy lejos de nosotros, unos cristales probablemente de un banco que algunos gitanos habían traído hasta allí para vender su marco a un chatarrero cercano, y apoyados sobre una estructura que construimos a medida, se convirtieron en nuestro lucernario estudiado para iluminar suficientemente la parte inferior.
Al final de enero tuve que interrumpir mi presencia física para mudarme temporalmente a California, para mi formación en CalEarth, a pesar de eso seguí las evoluciones y traté de aportar virtualmente en la medida de lo posible.
“La Bañera” se inauguró en Abril 2012 y desde entonces se han producido continuas mejoras.
Ahorro energético
Se incorporaron estrategias pasivas de ahorro energético, considerar estos factores es fundamental sobre todo en climas como el de Sevilla.
El efecto chimenea involucra realmente todo el volumen de aire de la Bañera y podrá salir sin acumularse, el mismo lucernario es regulable para favorecer este proceso. El falso techo de osb incorpora generoso aislante e incluye varias cámaras de aire, la última de 70 cm que permite el movimiento libre del aire caliente hacía el exterior a través de aberturas regulables preparadas en la parte superior del muro lateral (aún en obra, jejeje).
También se estudió a fondo la iluminación con la intención que la luz natural, a pesar de la configuración espacial, llegase en la mayoría de los puestos de trabajo, limitando así la necesidad de iluminación artificial y creando un ambiente más agradable.
Marcos estudió minuciosamente la posición de las aberturas superiores para permitir la entrada de luz durante todo el día y las estaciones sin que esta resultase molesta. Todos los lucernarios están inclinados y orientados de manera tal que permitan la entrada de luz durante el invierno e impedirla durante el verano.
La iluminación artificial fue resuelta, después de innumerables discusiones y pruebas escala 1:1, con muebles lámpara que bañan los muros y el espacio siempre con luz indirecta y agradable. Por supuesto queda la posibilidad que cada uno instale su punto de luz personalizado, pero después de un año el único que llegó a montarse se usa más bien como perchero.
Finalmente Joso que también se había unido al equipo durante el proceso aportó su experiencia y pasión por el mundo vegetal instalando diferentes bañeras, que acabaron dando nombre al coworking, caracterizando cada una con especies diferentes, comestibles o decorativas.
Estos elementos junto a una ponderada elección de materiales y acabados dotan de color y calor el conjunto. Un resultado muy distante del aspecto de las oficinas clásicas.
Joso también introdujo el uso de la caña, empleada en cantidad en el ingreso. Cosechada en los cañaverales cercanos confiere transparencia y transpirabilidad a los tabiques y permitió un sensible ahorro ya que en un principio se había pensado en utilizar policarbonado, lo que habría resultado más caro, menos ecológico y habría limitado el movimiento de aire.
Prestar atención a los ciclos urbanos que producen desperdicios perfectamente aprovechables nos permitió rescatar además: baldosas hidráulicas para el espacio de distribución, ladrillos antiguos para los muros, diferentes palets para autoconstrucción de mobiliario y últimamente 4 nuevos cristales de escaparate que muy pronto tendrán uso.
Para algunas tareas se necesitó la ayuda de otros profesionales y donde fue posible se les propuso de incluirnos en su equipo y desarrollar una tarea más de supervisión y asesoramiento. De esta forma pudimos formarnos y limitar los costes. Mientras que otras, como la instalación eléctrica, fueron encargadas por su complejidad a técnicos certificados.
Cuando llegó el momento de construir el mobiliario todos los involucrados habían pasado por el aprendizaje de la reforma general, por lo que se obtuvieron muy buenos resultados.
Detrás de las cañas hay una sala de reuniones, preparada para ocho personas, que toda la mañana es escenario del desayuno comunitario.
Finalmente Joso que también se había unido al equipo durante el proceso aportó su experiencia y pasión por el mundo vegetal instalando diferentes bañeras, que acabaron dando nombre al coworking, caracterizando cada una con especies diferentes, comestibles o decorativas.
Estos elementos junto a una ponderada elección de materiales y acabados dotan de color y calor el conjunto. Un resultado muy distante del aspecto de las oficinas clásicas.
Joso también introdujo el uso de la caña, empleada en cantidad en el ingreso. Cosechada en los cañaverales cercanos confiere transparencia y transpirabilidad a los tabiques y permitió un sensible ahorro ya que en un principio se había pensado en utilizar policarbonado, lo que habría resultado más caro, menos ecológico y habría limitado el movimiento de aire.
Prestar atención a los ciclos urbanos que producen desperdicios perfectamente aprovechables nos permitió rescatar además: baldosas hidráulicas para el espacio de distribución, ladrillos antiguos para los muros, diferentes palets para autoconstrucción de mobiliario y últimamente 4 nuevos cristales de escaparate que muy pronto tendrán uso.
Para algunas tareas se necesitó la ayuda de otros profesionales y donde fue posible se les propuso de incluirnos en su equipo y desarrollar una tarea más de supervisión y asesoramiento. De esta forma pudimos formarnos y limitar los costes. Mientras que otras, como la instalación eléctrica, fueron encargadas por su complejidad a técnicos certificados.
Cuando llegó el momento de construir el mobiliario todos los involucrados habían pasado por el aprendizaje de la reforma general, por lo que se obtuvieron muy buenos resultados.
Detrás de las cañas hay una sala de reuniones, preparada para ocho personas, que toda la mañana es escenario del desayuno comunitario.
Finalmente Joso que también se había unido al equipo durante el proceso aportó su experiencia y pasión por el mundo vegetal instalando diferentes bañeras, que acabaron dando nombre al coworking, caracterizando cada una con especies diferentes, comestibles o decorativas.
Estos elementos junto a una ponderada elección de materiales y acabados dotan de color y calor el conjunto. Un resultado muy distante del aspecto de las oficinas clásicas.
Joso también introdujo el uso de la caña, empleada en cantidad en el ingreso. Cosechada en los cañaverales cercanos confiere transparencia y transpirabilidad a los tabiques y permitió un sensible ahorro ya que en un principio se había pensado en utilizar policarbonado, lo que habría resultado más caro, menos ecológico y habría limitado el movimiento de aire.
Prestar atención a los ciclos urbanos que producen desperdicios perfectamente aprovechables nos permitió rescatar además: baldosas hidráulicas para el espacio de distribución, ladrillos antiguos para los muros, diferentes palets para autoconstrucción de mobiliario y últimamente 4 nuevos cristales de escaparate que muy pronto tendrán uso.
Para algunas tareas se necesitó la ayuda de otros profesionales y donde fue posible se les propuso de incluirnos en su equipo y desarrollar una tarea más de supervisión y asesoramiento. De esta forma pudimos formarnos y limitar los costes. Mientras que otras, como la instalación eléctrica, fueron encargadas por su complejidad a técnicos certificados.
Cuando llegó el momento de construir el mobiliario todos los involucrados habían pasado por el aprendizaje de la reforma general, por lo que se obtuvieron muy buenos resultados.
Detrás de las cañas hay una sala de reuniones, preparada para ocho personas, que toda la mañana es escenario del desayuno comunitario.
Conclusiones
Proyectos como “la Bañera” demuestran que los tejidos urbanos industriales no están condenados sino que son un patrimonio con mucho potencial y renunciar a ellos sería un grave y error en muchos casos irreversible, y al mismo tiempo que simples intervenciones pueden volver a dotarlos de sentido urbano, devolviendo a estos lugares su función de espacio de producción.
Que a pesar de todo si se colabora y suman esfuerzos, con menos recursos y más ingenio, se pueden crear espacios de oportunidades.
Finalmente entre unos cuantos conseguimos solucionar nuestras necesidades y ahora disponemos de un espacio de trabajo confortable en el casco histórico de la Sevilla que se pone a disposición de otros a un precio razonable.
Para su activación no fueron necesarias grandes inversiones ni infraestructuras, sino más bien el compromiso de personas involucradas.
El proyecto se convirtió en la búsqueda del equilibrio virtuoso entre materiales nuevos, naturales y reutilizados, entre las ideas y su aplicación lowtech , para actuar de forma 100% reversible.
El resultado fue la Bañera, un espacio compartido en continua evolución que se reinventa de vez en cuando para adaptarse a las nuevas exigencias de sus habitantes.
Podréis encontrar las últimas novedades sobre el espacio compartido en la página de la bañera.
Los interesados en compartirlo pueden escribir a labanhera@gmail.com o llamar al +34 607114950 (Marcos).