Ciudadanía activa – Acciones urbanas en el espacio público

ATENCIÓN: ESTE PROYECTO SE HA DESARROLLADO DIVERSOS AÑOS ANTES DE LA CREACIÓN DE CTRL+Z Y ES FRUTO DE UN PROCESO COLABORATIVO ENTRE DIFERENTES AGENTES. PARA SU CORRECTA COMPRENSIÓN OS INVITO A CONOCER LOS DEMÁS SUJETOS DIRECTAMENTE INVOLUCRADOS: LA CALLE ES DE TODOS (SEVILLA), ARQUITECTURA Y COMPROMISO SOCIAL (SEVILLA) Y COLECTIVO ELLA (SEVILLA).

2008

En año 2008, casi dos años antes de la fundación de Ctrl+Z, coincidiendo con la aplicación de la “ley anti botellón” y de otras leyes que limitaban los derechos civiles de la ciudadanía, empecé a involucrarme en diversas dinámicas ciudadanas alrededor del espacio público y a promover, entre otros, distintas iniciativas las principales de las cuales se centraron en la Alameda de Hércules de Sevilla.

La Alameda de Hércules, con casi 37.000 m2, es uno de los espacios públicos más grandes y representativos de toda la ciudad de Sevilla. Construido en 1574, fue el primer gran paseo urbano de Europa. Sobre todo a lo largo del siglo XX había experimentado un grave proceso de degradación tanto física como social.
Tras años de iniciativas frustradas, en noviembre de 2005 dieron comienzo las obras de rehabilitación según el proyecto de los arquitectos Elías Torres y Martínez Lapeña. La finalización de los trabajos se programó para mayo de 2007, justo antes de las siguientes elecciones municipales. En febrero de 2008 las obras aún no se habían terminado, a pesar de las denuncias ciudadanas por los constantes retrasos y paralizaciones.

En marzo 2008 las conversaciones mantenidas con diferentes agentes ciudadanos, las redes de contactos que se iban tejiendo y las situaciones contingentes que iban apareciendo llegaron a generar e impulsar la acción del “Banco Costalero” como reacción inmediata de un grupo de vecinos a las declaraciones del entonces alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, que anunció que no se colocarían los bancos previstos en el proyecto para evitar las reuniones de jóvenes en la Alameda.

Además de su naturaleza represiva, estas palabras justificaban, en nuestra opinión, un proceso de privatización del espacio público en forma de “veladores”, terrazas de bares y restaurantes donde para sentarse es necesario hacer una consumición.

Así que con una grúa autoconstruida (los bancos pesan cerca de 1 tonelada), los vecinos trasladaron uno de los bancos de muestra a un lugar simbólico y de mucha mayor visibilidad: entre las columnas de Julio César y Hércules.

Esta acción atrajo la atención pública y apareció en varios periódicos, alimentando el debate ciudadano y en consecuencia la presión sobre el ayuntamiento para que se incluyeran los bancos previstos en el proyecto original.

El banco quedó cinco días entre las columnas de Hércules antes de ser removido, tiempo más que suficiente para alcanzar nuestros objetivos.

Así que con una grúa autoconstruida (los bancos pesan cerca de 1 tonelada), los vecinos trasladaron uno de los bancos de muestra a un lugar simbólico y de mucha mayor visibilidad: entre las columnas de Julio César y Hércules.

Esta acción atrajo la atención pública y apareció en varios periódicos, alimentando el debate ciudadano y en consecuencia la presión sobre el ayuntamiento para que se incluyeran los bancos previstos en el proyecto original.

El banco quedó cinco días entre las columnas de Hércules antes de ser removido, tiempo más que suficiente para alcanzar nuestros objetivos.

Esta acción atrajo la atención pública y apareció en varios periódicos, alimentando el debate ciudadano y en consecuencia la presión sobre el ayuntamiento para que se incluyeran los bancos previstos en el proyecto original.

El banco quedó cinco días entre las columnas de Hércules antes de ser removido, tiempo más que suficiente para alcanzar nuestros objetivos.

Así que con una grúa autoconstruida (los bancos pesan cerca de 1 tonelada), los vecinos trasladaron uno de los bancos de muestra a un lugar simbólico y de mucha mayor visibilidad: entre las columnas de Julio César y Hércules.

Esta acción atrajo la atención pública y apareció en varios periódicos, alimentando el debate ciudadano y en consecuencia la presión sobre el ayuntamiento para que se incluyeran los bancos previstos en el proyecto original.

El banco quedó cinco días entre las columnas de Hércules antes de ser removido, tiempo más que suficiente para alcanzar nuestros objetivos.

Durante el verano del mismo año las obras seguían sin terminar y un amigo me hizo notar como, irónicamente, en el diseño del adoquinado de la fuente central de la plaza, difícilmente perceptible desde el nivel del suelo, destacan en color azul y blanco dos fechas: 1574, fecha de origen a la Alameda y 2007, año en el que teóricamente estaba previsto acabar la rehabilitación.

El 23 de noviembre de 2008, la Asamblea por el libre uso de los espacios públicos (La calle es de todos), en colaboración con muchos vecinos de la alameda, organizó una inauguración ciudadana independiente. Se llevaron a cabo actividades para adultos y niños, espectáculos, una comida popular e incluso un acto inaugural oficiado por alcaldes falsos. Para la ocasión se modificó la fecha 2007 dibujada en el pavimento superponiéndole un “8” al final. Quizás presionado por la “promesa” de dibujar un “9” en enero, el alcalde inauguró la plaza el 20 de Diciembre de 2008 con discursos triunfalistas y abriendo -momentáneamente- todas las instalaciones y equipamientos, que aún al día de hoy, 6 años después, no acaban de activarse completamente.

El 23 de noviembre de 2008, la Asamblea por el libre uso de los espacios públicos (La calle es de todos), en colaboración con muchos vecinos de la alameda, organizó una inauguración ciudadana independiente. Se llevaron a cabo actividades para adultos y niños, espectáculos, una comida popular e incluso un acto inaugural oficiado por alcaldes falsos. Para la ocasión se modificó la fecha 2007 dibujada en el pavimento superponiéndole un “8” al final. Quizás presionado por la “promesa” de dibujar un “9” en enero, el alcalde inauguró la plaza el 20 de Diciembre de 2008 con discursos triunfalistas y abriendo -momentáneamente- todas las instalaciones y equipamientos, que aún al día de hoy, 6 años después, no acaban de activarse completamente.

Entre y después estas dos acciones principales se ha subseguido toda una serie de otras acciones, sin o con mi participación, que iban en el mismo sentido.

2014

Nuestra vocación con este tipo de acciones, más que incidir directamente sobre las políticas urbanas del ayuntamiento, era la de mantener alta la atención de medios y ciudadanía sobre ellas. Me parecía interesante, incluso como arquitecto, llevar a activar dinámicas que promovieron la creación o contribuir a mantener vivo el debate urbano, mediático, político y también a nivel del ciudadano de a pié, sobre el uso del espacio público.
Demasiadas veces éste queda ajeno a la ciudadanía y a los mismo habitantes que habitan los espacios afectados, atrapado dentro de círculos muy específicos o polarizados, en despachos o en asambleas, ocasiones en las que el público o es ausente o es siempre él mismo configurando un discurso autorreferente y algo estéril.

Representando las reivindicaciones de forma escénica, y de alguna forma plástica, utilizando el mismo espacio público como escenario y creando un ambiente festivo alrededor de ellas, conseguimos volver a poner en la calle el debate sobre este espacio único, por sus características, en el casco histórico de Sevilla.
La creación de historias e imágenes atractivas ha permitido la publicación de las mismas en un buen número de periódicos locales, reavivando el debate sobre este espacio público que se estaba paulatinamente quedando en el olvido.

A distancia de seis años de las primeras acciones no se pueden realmente encontrar rastros y reconocibles de ellas en la plaza, probablemente, aunque quizás algo más tardes, los bancos habrían sido colocados y sin duda la plaza se habría inaugurado.
Aún así creo que pasar de las palabras a los hechos, de forma pacífica y propositiva, pero extremadamente pragmática, fue un paso adelante en la evolución hacía una ciudadanía más activa y participativa para los que tomaron parte activamente en las acciones.
Personalmente fueron experiencias muy importantes para la configuración de lo que hoy es Ctrl+Z.

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